Publicado en El Comercio, 9 Dic. 2010
El inicio de una larga inversión
El primer día de escuela aún lo recuerdo: a mi mamá convenciéndome que tendría más amiguitos, y yo observando mi aula, sin llanto, con mi mandil de cuadros rojos y blancos. Para mi hija Rafaella su experiencia será diferente. Antes de cumplir los dos años ya comenzará a ir a sus clases en un nido cerca de casa. No será posible que retenga esa vivencia, que comenzará a marcar su futuro.
En el mundo que hoy vivimos, los padres nos vemos forzados a tomar decisiones más tempranas respecto a la educación de los hijos. Detrás de ello, hay otras explicaciones, distintas al mensaje: “el mundo competitivo que hoy deben enfrentar”, como venden desde ya algunos nidos y jardines. Los pequeños viven hoy en departamentos estrechos, muchas veces no hay hermanos con quienes jugar y pasan muchas horas con la nana o las abuelas. La calle ya no es una extensión al área de juegos de la casa como antaño.
Entonces, la decisión lógica es que en vez de esa limitada experiencia, comiencen a interactuar con otros niños, y además aprendan algunas otras cosas. Al menos, bajo esa perspectiva, muchos padres comienzan a descubrir la oferta educativa y los gastos que eso representa. El nido implica destinar una parte del presupuesto familiar al pago de las mensualidades, matrículas, útiles y otros costos.
La oferta actual de nidos, jardines, prekinder (4 años) o kinder (5 años) proviene básicamente del sector privado. La mayoría se crea en función a la demanda de la zona de influencia y, por tanto, se acondicionan casas, donde se crean las aulas y las áreas de recreación.
El tema de los precios camina en función de la ubicación del nido por distrito, la cantidad de personal, el número de niños por salón, la mejor infraestructura e, incluso, si le venden alguna metodología para el desarrollo cognitivo del niño. El horario es, por lo general, por las mañanas, y solo tres o cuatro horas al día.
Hablemos de costos. En la zona en que vivo hoy con mi familia, Miraflores, las mensualidades van desde los S/.500 a los S/.800, cifras más cifras menos. Sin embargo, los nidos más caros se pueden ubicar en Surco y La Molina, donde llegan a costar alrededor de los S/.1.500. Sin embargo, en zonas consideradas más populosas, un nido de renombre no llega a los S/.300.
Otro detalle: revisando la oferta actual, podemos concluir que aquellos colegios ya considerados costosos, tendrán nidos con similares presupuestos, y además le pedirán cuotas de ingreso que superan los varios miles de dólares, lo cual le garantiza continuar en la misma sede hasta, incluso, culminar la secundaria.
En algunos distritos, como Miraflores –donde ha crecido el número poblacional en similar proporción que edificios– la demanda supera la oferta. Una vecina decidió inscribir a su niña cuando estuviera próxima a los tres años, y tuvo que recorrer varios nidos, porque en muchos de los que visitó ya no había vacantes para el 2011.
En algunos otros centros educativos incluso le piden examen de ingreso. Curioso, si se toma en cuenta que los pequeños nunca antes recibieron educación. Es decir, que aquellos que recién van al jardín a los cuatro o cinco años, tendrán seguramente mayores complicaciones.
Esta es una de las razones por las cuales algunos nidos le venden la idea de preparar a su niño para ingresar a lo que sería el kinder del colegio, donde luego continuará con la primaria y secundaria.
Un ex compañero de trabajo contaba que su pequeño no entró al colegio donde están sus otros hijos, porque en el examen de clasificación para el kinder consideraron que no seguía ciertas instrucciones. Tuvo que pedir asesoría –léase un costo adicional– en el nido donde ya estaba su hijo para superar ese “inconveniente”. Ni qué hablar de aquellos que le ofrecen “casi casi” que su niño, antes de entrar a primaria, sepa operaciones básicas. El presupuesto será mayor, de todas maneras. El “inglés intensivo” también es otro motivo para que el nido siga subiendo de precio.
Según cálculos del grupo de Educación al Futuro, que edita una guía de colegios, una familia del sector B terminará gastando más de US$50 mil desde el nido hasta la secundaria, solo considerando las mensualidades y matrículas. Para otra familia del sector C será algo más de US$27 mil y, para los del A, la cifra se acerca a los US$90 mil.
Ahora queda claro por qué algunos padres toman este paquete de las aseguradoras, a través del cual usted paga un promedio de US$100 mensuales (le dicen que cuanto más pequeños, el precio será menor), como una forma de garantizar el suficiente dinero para cuando su hijo ingrese a la universidad. Una especie de ahorro, finalmente.
El primer paso, ya esta dado, escoger un centro preescolar. Lo siguiente será evaluar los colegios y sus presupuestos. Concluyo que habrá que generar los ahorros para el largo camino de la educación.
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